Cesta y Setas tiene el placer de presentar una serie de capítulos sobre las hifas fúngicas de la mano de Luis Miguel García Bona, apasionado del microscopio y que podemos disfrutar de sus estudios en su blog: http://mundomicroscopicogarciabona.blogspot.com.es/
Las formas, colores, sabores y en general todos los caracteres de las setas son simples manifestaciones de su estructura microscópica, sin conocerla no se puede identificar adecuadamente muchas especies
Los hongos pertenecen al grupo de seres vivos conocidos como Talofitos debido a que carecen de verdaderos tejidos como las plantas o los animales, es decir, no existen tejidos epiteliales, ni conjuntivos, ni nerviosos, parénquimas, ni de reserva, etc, ni ninguno de los tejidos especializados en una determinada función que forman las plantas y los animales.

En realidad los hongos están formados por un conjunto de células más o menos alargadas y dispuestas unas tras de otra formando como hilos aglomerados conocidos como “hifas” en donde una célula de la otra está separada por un tabique pero tiene vida independiente.
En realidad esto permite que cualquier parte de un hongo o “seta” como popularmente se le conoce tenga capacidad de generar un individuo completo, un micelio y nuevos carpóforos o setas. ( https://sites.google.com/site/goros1624/la-vida-de-los-hongos).
En la estructura de una seta todo son filamentos, hifas, y según el tipo de hifa de que esté formada dependerá muchas de las características gastronómicas, como su textura, consistencia, delicadeza, olor, sabor, etc, incluso su sabor y toxicidad, aunque esto no se pueda determinar en un estudio microscópico.

Las hifas pueden ser más o menos gruesas, con células alargadas formando hilos o globulosas formando rosarios o embaldosados de elementos globulosos, pero que en realidad son cadenas de células que fácilmente se separan entre de sí y que la mayoría son muy frágiles y prácticamente sin estructuras diferenciadas salvo a nivel de todas las superficies donde realmente tienen los finales o extremos las distintas hifas y por tanto donde se encuentra otras estructuras de gran importancia en sistemáticas, como basidios, cistidios, esporas, pelos, espinas, etc.

Las hifas pueden tener paredes más o menos gruesas y a veces endurecidas, esclerificadas, eso determina la textura de la carne de la seta, carnosa, gelatinosa, coriácea, leñosa, etc.


En algunos casos las células son prácticamente esféricas que se sueltan muy fácilmente y constituyen lo que se conocen como ESFEROCISTOS,

dando lugar a una carne de textura granulosa que se parte como la tiza sin dejar fibras, como es el caso de los gibelurdiñes y nízclaso, Russula y Lactarius.

Salvo en hongos inferiores que no producen cuerpos fructíferos, carpóforos o más comúnmente se le conocen “setas”, todos estos filamentos presentan tabiques que separan unas células de otras.

En algunas ocasiones estos tabiques presentan unos abultamientos o asas que se conocen como “fíbulas” y que se forman en algunos hongos cuando la célula se multiplica y el filamento se alarga como un medio para repartir equitativamente el material genético, los núcleos.

Esta es la primera entrega… en el próximo capítulo hablaremos de la organización de las hifas. ¡No te lo pierdas!